Entre la ilusión y la verguenza ; (Daniel Cana Moya, 03/02/2003)
Finalizada la primera vuelta de la Liga, el barcelonismo se debate entre dos sentimientos: la ilusión y la verguenza. Ilusión por la llegada de un nuevo entrenador ( Antic ) y de un buen jugador ( Sorín ), y verguenza por la situación deportiva, económica e institucional del club. Este sentimiento se ha visto incrementado por las palabras del presidente Gaspart en la presentación del nuevo «míster», asumiéndolo como propio. Éste hecho puede significar un punto de inflexión en la trayectoria del equipo. Cuando un presidente se ve obligado a realizar unas declaraciones de ese tipo, queda reflejada la gravedad de la situación, es inútil esconderla.
Uno de los tres grandes vértices de la crisis es la situación deportiva del equipo de fútbol. Pese a que se pueden buscar mil razones para justificarla, yo soy de la opinión que no es sino un fiel reflejo de la gestión económica e institucional de la actual junta directiva. Toda esa inestabilidad se ha reflejado durante todo lo que llevamos de temporada en el césped. Hoy mismo acaba de presentarse la segunda moción de censura al presidente Gaspart en el plazo de un par de meses. El responsable, Ramón Fusté, ex-directivo de Núñez y ex-compañero de junta de Gaspart, por tanto. El verdadero problema de este club es que desde hace 25 años viene regido por las mismas personas, en una especie de dictadura de bolsillo. Además, ya la famosa «división del barcelonismo» entre partidarios de Cruyff, Núñez o quien sea, se produce en mi opinión porque todos los personales que han sido importantes en la más ercana historia del FC Barcelona han dejado el club de manera traumática: Núñez y Cruyff sobre todo, por no hablar de jugadores como Schuster, Maradona, Ronaldo, Laudrup o Rivaldo. Por eso, la verdadera solución a toda esta crisis pasa por una verdadera refundación del club, de arriba a abajo. Es necesario e imprescindible que nuevas personas, más jóvenes y preparadas, y que nunca hayan ocupado cargos directivos en el club accedan a la gestión y administración, tanto deportiva como económica, del club. Evidentemente, Gaspart debe dejar la presidencia, pero le han de acompañar todos los directivos que le queden, de nada valdría si él se marcha pero deja el futuro «atado» en manos de otra persona ( Sixte Cambra, por ejemplo ).
Llegados a este punto, la pregunta que surge es: ¿quieren realmente los socios del FC Barcelona este cambio? Difícil, porque una de las características de la masa social culé es el inmovilismo, no quizá en el Camp Nou donde todo el mundo se expresa sin tapujos, pero sí en las urnas que es donde realmente de deciden las cosas. Veremos si la recién presentada moción de censura reune los 4500 votos necesarios para forzar la votación sobre la continuidad de Gaspart. Esta vez, al ser impulsada por una persona como Fusté, de mayor credibilidad que Iván Carrillo ( aunque es importante recordadr que la moción «no la gana» quien la presenta, sólo sirve para obtener la marcha del presidente y la convocatoria de elecciones ), debería poder salir adelante.
Todo lo anterior supone un gran enigma: ¿cómo afecta al rendimiento deportivo del equipo? Como estamos viendo, muy negativamente. El problema es cómo conseguir desbloquear la enquistada situación de un nefasto presidente que no quiere marcharse ( fue elegido democráticamente en las urnas, pero no quiere facilitar al socio una nueva posibilidad de que se pronuncie sobre su gestión y convierta los pañuelos en votos), sin perjudicar más el día a dia de entrenador y jugadores. Varios de los grandes males que asolan a este club fueron provocados por la nefasta transición de poder y la irresponsabilidad que se produjo tras el renuncio de Núñez y las elecciones ganadas por Gaspart. Por eso dado el caso de que haya comicios, cualquiera de los candidatos que concurriesen a las mismas deberían tener definido al 100 % su proyecto para empezar a trabajar al día siguiente de ser nombrado presidente, y además entre todos consensuar un modo de actuación para los temas que quedaran pendientes ( renovaciones de jugadores, etc..).
Así, una vez descrita la situación del club, propongo dos grandes directrices para impulsar al FC Barcelona donde se merece y no donde lamentablemente se encuentra hoy:
1) Convertir la ilusión de la que hablábamos al principio con la llegada de Antic y Sorín en un apoyo incondicional al entrenador y a los jugadores, desde el público y la prensa, para conseguir salvar esta temporada lo más dignamente posible en la Liga y por qué no hacer algo bonito en la Champions League.
2) Convertir la verguenza que nos invade a todos en una lucha, en un compromiso responsable entre todos los socios que tienen derecho a voto y entre los aficionados y peñistas culés en general que forman la gran masa social de este club, para no equivocarnos esta vez. Que esta nefasta temporada en la que por primera vez e la historia se cerrará el Camp Nou nos sirva para dejar el club en unas manos más competentes que las de Gaspart, Rexach, Parera, Minguella y compañía, y sobre todo en unas manos que no estén contaminadas de poder. Repito, para la regeneración del FC Barcelona es absolutamente imprescindible la entrada de savia nueva, romper con el pasado ( aunque sin olvidarlo, desde luego ) y con las absurdas divisiones existentes hoy, mirando con optimismo al futuro, con el objetivo de que todos estemos orgullosos del Barça del siglo XXI como en un 99 % de los casos hemos estado orgullosos del Barça del siglo XX.
Daniel Cana Moya – socio 1509 – Madrid
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