Adios, Javier. Hola, Javier; (Horacio Daniel Pelman, 05/07/2001)
Queridos amigos catalanes:
les escribo desde Buenos Aires. Es la noche del jueves 5 de julio, un día que todos los hinchas del Barcelona debemos incluir en la historia de este querido club. Acaba de confirmarse el pase de Javier Saviola. El tiempo reafirmará la enorme importancia de esta transferencia. Y no me refiero sólo a las formidables aptitudes futbolísticas de este espectacular jugador, el mejor de todos en estos tiempos de vacas flacas, o de jugadores mediocres, para ser más claro. Soy hincha de River y me siento muy orgulloso de ello, pero amo a la ciudad de Barcelona y a los colores del club que hace honor a Catalunya. Por eso es que desde esta ciudad que se hunde entre la desocupación, el empobrecimiento acelerado de su gente, la inoperancia de sus gobernantes, la angustia de los jóvenes que ven que aqui no está el futuro, y la desesperación los jubilados condenados a miseria eterna, siento una rara mezcla de alegría y tristeza
Alegría porque Javier se va al único club en el que podría verlo jugar si no es en mi amado River Plate. Tristeza porque a partir de ahora los argentinos que seguimos en esta tierra sólo podremos verlo jugar por televisión o en partidos de nuestro espectacular Seleccionado Nacional, excluyente candidato a ganar la próxima Copa del Mundo de Fútbol. A propósito de televisión: por favor, cuando el domingo próximo comience a despuntar la noche en Barcelona busquen algún televisor y no se pierdan la final del Mundial Juvenil Sub 20 entre Argentina y Ghana. Si de ver buen fútbol se trata, la cita no puede ser desaprovechada. Verán el mejor fútbol del mundo, ofensivo, con manejo, caños, taquitos, rápido, un verdadero lujo, una muestra acabada de cual es el fútbol que nos gusta jugar y ver jugar a los argentinos. Esta Selección juvenil es un equipo impresionante. De paso, y como simple regalito para los ojos, podrán verlo a Saviola a pleno, con su inigualable magia, sus toques impecables, sus goles incomparables, su juego solidario y para el equipo. Ustedes no tienen la menor idea del enorme jugador que acaba de comprar el Barcelona…Veanlo jugar, disfrútenlo, y después vengan a decir que los argentinos somos agrandados…por favor…
Y no vengan a hablarme de Riquelme…que juega en otro puesto, es cierto, pero como decimos aqui, «tiene el pecho frío», «arruga en las jodidas», «le faltan huevos», y además parece no tener algunas cositas claras en su cabeza, es un buen muchacho, pero que se quede en su casa cuidando a la madrecita…¿Alguien lo vió cuando en la final de la Copa Libertadores de América, en el medio de la propia cancha de Bosta Juniors, se puso a rezar desesperadamente cuando pateaban los penales que definieron el torneo? Fue un espanto…pobre tipo… parecía el ayatolah Komeini…una verguenza el muchachito. ¿Alguien se preguntó porqué Marcelo Bielsa no lo convoca para la Selección de mayores? ¿Un capricho del técnico? Nada que ver con eso. Bielsa es vivo y convoca a los mejores, pero a Riquelme no lo convoca nunca. ¿Algo debe tener este pibe, no les parece? Para peor, el famoso y aparentemente deseado por los catalanes Juan Román juega en Bosta Juniors… Por el bien del Barcelona, espero que Riquelme jamás firme con nuestro club. Es buen jugador, pero para ser figura en el Barca se necesita algo más que eso, y ese algo más les aseguro que Riquelme no lo tiene…
Si el Barcelona necesita un 10 con manejo, un verdadero conductor, olvidense de Riquelme y piensen seriamente en Huguito Morales y «El Caño» Ariel Ibagaza, dos fenomenales jugadores que encajan perfectamente con el buen gusto de los hinchas de barca y con el futbol de alto nivel que siempre caracterizó a nuestro equipo.
Respecto al arquero para la próxima temporada, duerman tranquilos, el gran Tito Bonano, arquero de River y titular de la Selección Nacional Argentina, ya debe estar buscando piso en Barcelona. Un sólido y confiable arquero, pero por sobre todas las cosas una muy buena persona.
Un abrazo para todos.
Horacio Daniel Pelman – Banfield, Buenos Aires – Socio 1204.
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